Al cierre del 2019, el mercado de franquicias logró una facturación aproximada de US$ 1,300 millones. Para el 2020 llegaría a mover US$ 1,500 millones, con un avance de 5%, estimó Front Consulting.
En la actualidad, alrededor de 550 marcas, entre nacionales y extranjeras, operan en el mercado peruano, siendo 27 las que ingresaron en el 2019 tales como Ihop, Bon Beef, Hair Barbería, Odontointegral, entre otras. “En este mercado, la gastronomía sigue representando un 65%, pero en los últimos años otros sectores, como gimnasios, indumentaria, barberías, veterinarias, franquicias educativas han elevado su participación”, comentó el ejecutivo a Gestión.
De esta manera, del total ingresado el año pasado, 11 son del rubro gastronómico, seguido por el sector salud y belleza, así como marcas relacionadas a la actividad deportiva y servicios. Se espera que el ingreso a nuevas ciudades permita la expansión de estos negocios, “marcas nacionales y extranjeras vienen operando en Ica, Trujillo, Chiclayo, Arequipa, Cusco, Tacna y Huancayo. Otras ciudades que son atractivas para que ingrese el sector son Iquitos, Puno, Tumbes y Cajamarca”, mencionó Luis Kiser, presidente de Front Consulting.
En los últimos años tiendas de conveniencia como 7-Eleven o la cadena Wendy’s se han acercado al mercado peruano. No obstante, el principal cuello de botella identificado es el poco desarrollo de grupos operadores profesionales, sostiene Fernando López de Castilla, socio fundador del grupo Nexo Franquicia. “Grupos como Delosi y NGR se muestran como las industrias más grandes, las demás son pequeñas y medianas”, indicó.
La falta de conocimiento en el sistema de franquicia, la poca inversión en capital humano y en tecnología son problemas claves de la industria. “La inversión en el entrenamiento del personal muchas veces es paupérrima por parte de los franquiciados”, señala el ejecutivo de Nexo Franquicia. Arellano, por su parte, refiere que cuando se maneja un concepto de franquicia, la marca internacional no puede desentenderse de responsabilidades porque trabajan de la mano con el franquiciado. “Debe haber una amplia apertura de ambas partes para tener un modelo sostenible”, finaliza.
El franquiciado múltiple (a cargo de varios locales), inclusive, es poco profesional en el país: De cada dos que se abren, cierra una, menciona López de Castilla. Este escenario complica el ingreso de las más grandes y solventes del mundo, que buscan crecer con franquicias de desarrollo de área (de un país). Se tiene la demanda, la competencia, pero falta el socio.
Se plantea así que, para que la industria se desarrolle, es necesaria la maduración de grupos operadores locales y regiones a través de asociaciones, compras o fusiones. El paso para una profesionalización requiere que el negocio sea medianamente rentable, haya afrontado ciclos económicos en el mercado de referencia, pueda transmitir y transferir procesos claro, genere consistencia en sus operaciones y ofertas de valor, se pueda adaptar a otros mercados del exterior y que posea cualidades únicas de propiedad intelectual y de propuesta.
La franquicia busca que, tanto el franquiciatario como quienes operan y trabajan en ella, sean mucho más productivos. El dueño (franquiciante) debe saber qué es lo que necesita de aquel que adquiere la franquicia (franquiciatario) para alcanzar buenos resultados.
Fuente: Día 1 y El Comercio